Bitcoin logró su máximo histórico al cotizarse en casi 70 mil dólares en noviembre de 2021. Su caída por debajo de los 20 mil dólares —más del 50% de del valor de noviembre pasado— al 11 de mayo de 2022 ha puesto en jaque a muchos, desde personas que usan esta criptomoneda como moneda de cambio hasta los propios especuladores. Mi opinión a continuación.
Son varios los factores que llevaron al desastre. Cambios en la políticas de la Reserva Federal de EE.UU. para hacerle frente a su creciente tasa de inflación —originada por la pandemia de COVID-19 y la guerra Ruso-Ucraniana— y el aumento de las tasas de interés hizo que los inversionistas en criptomonetas —que sólo se podrían catalogar como especuladores— decidieran optar por otras inversiones más estables y menos riesgosas como son los Bonos del Tesoro de EE.UU. En pocas palabras: medidas del gobierno de EE.UU. alejaron en desbandada masiva a los inversionistas especuladores de Bitcoin y todo se ha dado de modo similar a un esquema Ponzi.
Sin importar de qué divisa se trate, cuando los especuladores tocan algo, las cosas siempre terminan mal para el resto del mundo. Para países como El Salvador o República de África Central que adoptaron Bitcoin como segunda moneda nacional, el desastre de Bitcoin ha sido un golpe devastador.
¿Es el fin de las criptomonedas? Difícilmente. Los analistas siguen considerando que las criptomonedas son una buena opción para invertir. Pero en definitiva ésto dará origen a aún más regulaciones de parte de los gobiernos y los especuladores probablemente probablemente se alejarán durante algún tiempo. Mis proyecciones son que Bitcoin probablemente se estabilice cuando su valor llegue a alrededor de los 20 mil dólares.
Por el momento las cosas pintan un tanto grises considerando que muchas organizaciones —como Wikipedia— y empresas han decidido dejar de aceptar Bitcoin con el argumento del alto impacto al medio ambiente. Es verdad que la minería de Bitcoin ha resultado un problema que deja una enorme huella de carbono. Es difícil poder argumentar en contra.